Psicologia y Educaciòn

¿Sabes cuántos psicólogos clínicos hacen falta para cambiar una bombilla?

Solo uno, pero la bombilla ha de querer cambiarse


lunes, 15 de febrero de 2010

Si nuestro perro fuera nuestro Maestro aprenderiamos a:

Correr al encuentro de alguien que amas cuando llega a casa.
Nunca perderte una oportunidad de salir a pasear en automóvil.
Darte la oportunidad de experimentar el viento fresco en tu rostro.

Mostrarle a los demás cuando están invadiendo tu territorio.
Tomarte una siestecita al mediodía y estirarte antes de levantarte.
Correr, brincar y jugar todos los dias.

Intentar llevarte bien con tu prójimo y dejar que las personas te toquen.
No morder cuando un simple gruñido resuelve la situación.
En días calurosos, detenerte para rodar en el pasto, beber muchos líquidos y acostarte bajo la sombra de un árbol.

Danzar y balancear todo tu cuerpo cuando estás feliz.
Sin importar las veces que alguien te lastime, regresar y hacer nuevamente las paces… sin sentirte culpable.
Aprovechar el placer de una larga caminata.
Alimentarte con gusto y entusiasmo.
Comer solo lo suficiente.
Ser leal.

Nunca pretender ser lo que no eres.
Y lo MÁS importante de todo…

Permanecer silencioso cuando alguien está nervioso o triste, quedándote cerca para mostrarle que tu estás allí para consolarlo.

2 comentarios:

  1. Mariana está muy interesante tu blog. Me llama la atención la reflexión que haces sobre la figura del maestro.

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  2. Hola mariana : la reflexión del maestro me encanto, yo estoy en el proceso en de bailar y balancear .. todavia no quiero regresar jajaja!!

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